sábado, 24 de mayo de 2014

Navarra BTT 3 días: tierra de contrastes

Con 4 días de previsión anticiclónica por delante y la rodilla de Juan renaciendo de sus cenizas, teníamos una oportunidad perfecta para planificar una buena ruta cicloturista a las que tanto gusto estamos cogiendo.

Después de barajar varias opciones y de analizar la logística, complicada por el hecho de buscar una ruta lineal, nos decidimos por visitar Navarra y conectar tres de los lugares más emblemáticos de la comunidad: la Selva de Irati, la Foz de Lumbier y las Bardenas Reales.

A mano alzada sobre los mapas de Wikiloc trazamos la posible ruta; las etapas estaban bastante claras, excepto la bajada desde Orbaitzeta hasta Aoiz, ya que no abundan los caminos y las carreteras secundarias se empeñan en subir y bajar más de lo necesario, poniendo en peligro el éxito de nuestra empresa. La alternativa segura en este tramo era la carretera.

 

Habíamos comprado por teléfono el billete del bus con recargo por bicis incluído. Pero teníamos una ligera presión de tiempo: podríamos salir del trabajo a las 14:45 como pronto, en Alcalá de Henares, y el bus salía de Pamplona a las 19:00. Además había que aparcar el coche en alguna zona libre (fuera de zona azul), cargar las alforjas y pedalear hasta la estación.

Finalmente salimos a las 14:50 de Alcalá y a las 18:10 estábamos aparcando en una zona residencial de Pamplona a 2,5 km de la estación, que habíamos elegido a través de Google Maps. Íbamos sobrados y hasta nos dio tiempo a tomar un café.

A las 18:55 aparece el autobús, más bien un microbús, y el conductor parco en palabras nos dice que metamos las bicis tal cual en el maletero, ya que "hoy no hay mucho lío de equipajes". Y tanto; éramos 6 personas en todo el bus.



En 2:45h de viaje en autobús atravesamos parte de la ruta que recorreremos los próximos días, y un cosquilleo de nerviosismo y expectación recorre nuestros estómagos. Hasta que llegamos a Isaba y el conductor, más locuaz ya, nos advierte de que estamos en temporada baja en el valle y que muchos alojamientos estarán de vacaciones antes de la temporada fuerte de verano. Uppss, primer fallo logístico, ¡no habíamos contado con eso!
Seguidamente el conductor se ofrece a llamar a una vecina que tiene una casa rural, a ver si nos coge. Nos manda para allá y la vecina ya cuenta con nosotros, a lo que nos sentimos un poco obligados a aceptar sin haber podido echar un vistazo en el pueblo. Aunque al final el cansancio del día puede más y nos quedamos; la casa es realmente chula y no es cara.

DÍA 1: Isaba - Úriz      82km
A la mañana siguiente desayunamos en Isaba y hacemos compra para comer unos bocatas en ruta. Se nos hace un poco tarde y a las 10:00 estamos saliendo. Al fin, movimiento! Volvemos a sentir la sensación de las alforjas y nos reconciliamos con la lejana experiencia de arrastrar un niño de 12 años en la parte de atrás de la bici. El día es espectacular y en estos valles pirenaicos se mantienen temperaturas frescas.

Todavía eufóricos alcanzamos Uztárroz, un pueblecito muy lindo que sólo nos ha costado 100m de desnivel. Una vez superado la carretera continúa serpenteando agradablemente entre bosques, fuentes, pequeñas cascadas, puentes medievales, y con una constante pero llevadera pendiente ascendente. Hasta que al cabo de 9 km la pendiente se acentúa y toca plato pequeño, que nos llevará hasta la cima del puerto de Laza, primero de la ruta a 1.100m y por el que abandonamos el valle del Roncal. Perdemos 200m y cogemos dirección norte dirección a Larrau, para afrontar la mayor subida del día, Abodi, a 1.330 m. Aquí las alforjas ya pesan algo más y los picos nevados del Pirineo Navarro nos jalean en la distancia.

Una vez a la altura de la estación de esquí de fondo de Abodi, abandonamos por fin la carretera y cogemos una pista que sale al oeste y que nos baja directos al valle del río Pikatua, donde empezamos a abrir boca ahogándonos entre frondosos bosques pintados de todos los verdes imaginables, y bajo la mole del imponente Ori, el primer dosmil del Pirineo Occidental que aún conserva un penacho de nieve en su cima.


Llegamos al fondo del valle y seguimos el curso del río Pikatua hasta llegar a la presa de Koxta. Aquí seguimos rectos dejando a nuestra derecha una pista señalizada como "camino viejo de Irati". En ligera subida llegamos a la altura del embalse de Irabia, pero no podemos verlo debido a la frondosidad del paisaje. Ya casi en la presa alcanzamos a ver la pasarela por a que cruzaremos, y bajamos hacia ella.
Y justo al cruzarla sale un camino peatonal hacia Orbaitzeta que decidimos coger; al principio nos arrepentimos ya que tenemos que echar pie a tierra en varias ocasiones por rocas en el camino y pendientes asesinas. Pero según avanzamos junto al canal nos damos cuenta de lo agradable del recorrido. Son unos 10km hasta Orbaitzeta.


Una vez aquí se abren 2 posibilidades; intentar llegar a Villanueva de Aezkoa por un camino que resulta ser pista de cemento, o bajar por carretera hasta Oroz Betelu. Tanteamos la pista de cemento y después de arrastrar la bici la primera rampa decidimos regresar y bajar por carretera. No hay apenas tráfico y el entorno sigue siendo espectacular.



Pasamos Orbara y Aribe, y al llegar a Olaldea unos paisanos nos dicen que difícilmente encontraremos alojamiento en Oroz Betelu ya que, o bien está cerrado, o bien son casas rurales de alquiler íntegro. Bah, ya será menos, pensamos. Y cuando llegamos a Oroz Betelu y vemos lo grande que es, nos convencemos aún más de que algo debe haber.
Pero tras preguntar y preguntar descubrimos que estamos tirados. Los vecinos se critican sutilmente hablando de subvenciones y luego no abro, algunos nos hablan de un alojamiento en Úriz y decidimos llamar y asegurar. Está abierto, no es barato, pero allá vamos.

Entre la comodidad del hotel y nosotros se interponen 12km y un antipático túnel con 200m de subida para lo que ya nos quedan fuerzas muy justas. Penamos mientras el sol se va escondiendo y maldecimos nuestra mala suerte, nuestra falta de previsión, nuestra...

De repente irrumpen en la carretera una mamá jabalí y sus tres jabatos, y se nos olvidan los males y nuestra incompetencia logística. Con la boca abierta observamos cómo van tranquilamente cruzando y se paran al llegar a la otra orilla, buscando un lugar por el que atravesar la alambrada, regalándonos unos minutos de National Geographic Ibérica en exclusiva para nosotros.



Los jabalíes desaparecen y Juan, adelantado, continúa hacia la boca del túnel que ya se ve en la distancia. Mientras, yo me quedo atrás con mis pensamientos y me doy cuenta de que estoy inmersa en una aventura, y que todas las vivencias cuentan, por supuesto el cruce con 4 jabalíes, pero también el imprevisto de tener que subir 200m al anochecer hacia un túnel después de 80km de ruta y 1.300m de desnivel, de lo cual nos acordaremos entre risas al día siguiente. Verdaderamente estoy disfrutando.

Juan me espera en la boca del túnel y llego exhausta y con buen humor, saboreando el momento. Ahora viene todo bajada y en nada estamos en Úriz disfrutando de un exquisito entrecot de buey y brindando con vino por una jornada inolvidable.

DÍA 2: Úriz - Carcastillo    92km
En ayunas, pero con espíritu y energías renovados, dejamos nuestro cómodo alojamiento en Úriz y retrocedemos 2km hasta el cruce, dirección Nagore y embalse de Usoz.



A la altura de Olaverri cogemos una antigua comarcal actualmente usada por vehículos agrícolas y que se ha convertido en un camino con encanto, y llegamos por fin a Ekai de Longuida, una especie de comunidad aledaña a Aoiz. Fichamos un restaurante y nos damos un homenaje a modo de desayuno tardío que nos quitará el hambre para todo el día. Estamos pletóricos.

Retomamos camino y atravesamos Aoiz para seguir rumbo sur, primero por caminos y luego de nuevo a la carretera. Al llegar a Artieda abandonamos la carretera y giramos al Oeste para coger otra vez una pista que cruza el Irati y nos sube rápidamente a un pueblito llamado Grez. Los paisanos nos saludan y nos confirman la buena dirección, los pequeños pueblos de Navarra nos reciben con los brazos abiertos y admiramos las casonas y edificios históricos. Precisamente en este pueblo nos sorprende una bandada de halcones chillones que vuelve a hacernos sentir privilegiados.

Continuamos camino volviendo a la ribera del Irati hasta llegar a Lumbier. No nos detenemos mucho a pesar de que el pueblo promete, y sólo nos acercamos al puente romano antes de seguir la ruta hasta la Foz de Lumbier, a la que llegamos en pocos minutos.
Nos recibe de repente el primer estrechamiento con vistas de vértigo; la Foz está desierta, a excepción de un grupo de hoscos alemanes que regresan a su autobús con los mofletes rojos del esfuerzo tras caminar 1 km por pista llana. Atravesamos 2 túneles y enseguida hemos superado la Foz; ¡se nos ha hecho realmente corta!


En Liédena volvemos a coger carretera y ya no la abandonamos hasta llegar a Sangüesa, donde pararemos a comer sólo por llenar la caldera, ya que después del desayuno de campeones que nos hemos metido ninguno de los dos tenemos hambre.
Aprovechamos para callejear por las encantadoras calles de la ciudad antes de salir de nuevo.


El río Irati acaba de morir en el río Aragón, y es el curso de éste el que seguimos ahora a través de los caminos. Cáseda nos sorprende con una estampa de postal que no podemos dejar de fotografiar, y decidimos subir a lo alto del pueblo para explorar las callejuelas.


Dese aquí cogemos un camino señalizado pero con aspecto de ser poco transitado, que nos acaba encantando por lo salvaje. Desemboca de nuevo en la ribera del Aragón justo bajo la bella estampa de Gallipienzo encaramado en lo alto de la montaña, y directo a un impresionante puente romano que salva el río. En este punto debemos decidir si coger el camino de la margen izquierda o derecha, y finalmente decidimos seguir el track original y coger por la izquierda. No voy a decir que nos arrepintiéramos de la decisión ya que el camino resultó bastante interesante y menos transitado que el otro, pero tenía demasiadas piedras que después de 20km nos hicieron acabar bastante hasta las narices y con un dolor de espalda considerable.



¡Llegamos a Carcastillo! Donde tras la experiencia del día anterior, ya habíamos reservado habitación en la Pensión-Bar Deportivo. Con ese nombre el alojamiento prometía, y no defraudó.
Carcastillo es un pueblo grande y activo; en este punto Navarra empieza a tener cada vez más aire castellano, y Carcastillo es buen ejemplo de ello.
El desayuno sigue pesando en nuestros estómagos y no cenamos, eligiendo a cambio unas cervezas de trigo en el pub irlandés frente al Deportivo.

DÍA 3: Carcastillo - Tudela: las Bardenas Reales     60km
Durante esta jornada somos conscientes de que no encontraremos civilización en todo el camino; sólo bardenas, cañones y polvo. Así pues nos proveemos de agua y comida en Carcastillo y salimos hacia el sur. Cogemos un camino en lugar de la carretera, y vamos a parar a la acequia de Navarra junto a la cual pedaleamos durante unos 6km.


Abandonamos el canal para girar al sur y el poco verde que quedaba acaba de esfumarse, dando paso al paisaje semidesértico de las Bardenas que nos acompañará durante el resto de la jornada.

Atravesamos el parking de El Plano, la entrada norte a las Bardenas, confiando en poder rellenar los bidones de agua, pero todo está cerrado. Así que saludamos al pastor bardenero que custodia esta entrada y continuamos adentrándonos en el desierto navarro por excelencia.


Seguimos una pista muy cómoda y ancha por la que también circulan coches de vez en cuando que nos aportan una nueva capa de polvo.

Empiezan a mostrarse formas caprichosas cinceladas por la erosión y cerros blancos surcados de complejas composiciones de cárcavas. No podemos evitar acordarnos de Monument Valley según vamos internándonos en este curioso paraje.

El sol va elevándose sobre nuestras cabezas y golpea cada vez con más fuerza; no quiero imaginarme esta zona en pleno Agosto. El cierzo va animándose también con el transcurrir del día, cubriéndonos más de polvo si cabe, y resecando nuestros labios.




Alcanzamos el polígono de tiro y continuamos camino rodeándolo hacia el sur hasta que llegamos al embalse de Zapata, un error de color turquesa en este paisaje desolado. Buen sitio para detenernos a comer; sólo le falta una sombra, aunque el cierzo desatado que sopla ahora nos roba cualquier sensación de calor.


Con el estómago lleno continuamos ruta y abandonamos la vuelta al polígono, para seguir rumbo al sur enfilando ya hacia Tudela. El camino sigue atravesando más y más cerros erosionados, más y más desierto, y empezamos a decidir que ya hemos tenido suficiente por hoy y queremos llegar a la ribera del Ebro. Pero el camino continúa entre barrancos, a veces atravesándolos y a veces evitándolos mediante caprichosos serpenteos.



Y de repente llegamos a la sorpresa del día; una corta pero intensa subidita que nos saca definitivamente de las Bardenas y nos deposita en un alto que domina el valle del Ebro, y Tudela.
Nos tiramos hacia abajo y hacemos entrada triunfal a Tudela por el puente romano, felices por el reto alcanzado y plenos por la cantidad de sensaciones que nos traemos en las alforjas.

Un brindis con cerveza en la plaza de los Fueros de Tudela pone el broche final a una aventura de contrastes en la Tierra Navarra.



Track en Wikiloc:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6904309

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